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Cómo empezar a elaborar un diario personal.

 

Por Ellie Ross

Escribir a mano puede parecer algo anticuado hoy en día, pero hay estudios que demuestran que llevar un diario personal de forma habitual tiene innumerables beneficios. Y, al igual que la meditación, puede ser lo que tú quieras que sea. Aquí te traemos varias ideas sobre cómo empezar.

 

¿Cuándo escribiste un diario por última vez? Puede que tengas una agenda muy apretada, o que no hayas escrito a mano desde hace años (a lo mejor, la idea de plasmar tus pensamientos en papel te horroriza), pero esta práctica de conciencia plena tiene más ventajas que desventajas.

Aparte de los aspectos psicológicos positivos, como la mejora de la memoria y la capacidad de comunicación, hay estudios que demuestran que elaborar un diario también mejora la calidad del sueño y la autoconfianza, e incluso fortalece el sistema inmune.

Al igual que con la meditación, hay muchas formas de elaborar un diario: puedes pintar o hacer garabatos, escribir una carta a mano o incluso grabarte hablando o tocando música. Lo importante es que lleves un registro de todo lo que te pasa por la cabeza y luego lo guardes. En el futuro, podrás revisarlo y comprobar tu evolución desde entonces.

¿Sientes que se te ha despertado la inspiración? Aquí tienes tres ideas muy sencillas para ponerte manos a la obra: tu mente te lo agradecerá.

 

1. Páginas matutinas

El concepto de escribir por las mañanas es muy sencillo: llena tres hojas escribiendo nada más levantarte, siguiendo la técnica del flujo de la consciencia. La autora norteamericana Julia Cameron creó esta práctica en 1992. Según ella, no hay una forma correcta o incorrecta de hacerlo. «Deja que la mano se mueva por el papel sin detenerse», dice. Lo ideal es que escribas durante unos 30 o 40 minutos, pero te sugerimos que empieces escribiendo menos tiempo y que dejes que las palabras salgan solas.

2. Escribir como un acto de agradecimiento

Aquí se trata de escribir una lista de cosas por las que des gracias a la vida, o que te hagan feliz. No es necesario dedicarle mucho tiempo: puedes escribirlas nada más levantarte o bien antes de irte a la cama, o simplemente recitarlas en tu cabeza mientras te cepillas los dientes o te preparas un café.

Empieza por hacer una lista con cinco de las cosas por las que quieras dar las gracias hoy: puede ser algo tan simple como la cama en la que has dormido, o la ropa que llevas puesta. También puedes elaborar un listado de las buenas cualidades de alguien a quien quieras mucho. El objetivo es simple: dejar que tu cerebro se reoriente para poner un poco de perspectiva en tu vida. Y sacarte una sonrisa.

3. Escribir cartas sin enviarlas

Escribirle una carta a alguien, incluso sin tener la intención de enviarla, puede servirte de catarsis. Tal vez haya algo que quieras decirle a una persona, pero no puedas por el motivo que sea; esta es una manera de hacerlo. Puede ser una carta de amor, una disculpa o una parrafada para liberar tu frustración sobre algo. Quizá quieras escribirle a algún ser querido que ya no está, dirigirte a tu yo del futuro o escribir para preparar una conversación complicada. Sea para lo que sea, te servirá para liberar la mente. Y encima, te ahorras el sello.